Parroquia de Cristo Rey Alonso de Ojeda, 11 Barrio La Flota 30007 Murcia
Parroquia de Cristo ReyAlonso de Ojeda, 11 Barrio La Flota30007 Murcia

Julia Arroyo Sánchez

 

 

 

Estimada y querida, Julia!!

 

 

Julia Arroyo Sánchez, era hija de Pedro y Trinidad, la llamaban de modo cariñoso Madre Trini.

Nació el día 2 de abril de 1931 y falleció el día 22 de junio de 2024, a las 21.00  horas, a la edad de 93 años, en el Hospital Reina Sofía de Murcia.

Junto a su hermana Cati, estuvieron como asistentes y encargadas del servicio doméstico en varias familias distinguidas y pudientes. Fue una vida de servicio y trabajo.

Cuando les llegó el tiempo de la jubilación, aunque les pedían prorrogar su estancia con los “señoritos”, como decían, tomaron su merecido tiempo de descanso para disfrutar de la casa familiar y de modo especial, con su madre. Vivienda que de acuerdo con la familia entregaron a una constructora a cambio de un piso sencillo y austero, que disfrutaron antes de irse a la Residencia de Ancianos.

Cuando mi llegada a la parroquia, mi trato con ellas era como de feligresas que asistían a Misa y no tenían más compromiso. Luego me enteré que había sido catequista y hacía de sacristana y atendía la limpieza de la parroquia junto a su hermana Cati de modo gratuito. Era la ama de llaves que siempre estaba atenta para cualquier imprevisto, era el alivio del cura párroco de turno.

Pero como en toda familia, hubo algún momento de tensión y discusión, y sin más, entregó las llaves a la Parroquia, Cati permanecía al margen del estilo y carácter de Julia.

Poco a poco pude ganarme su disponibilidad, sintonizamos y retomó sus labores de “sacristana”, sin sueldo y colaboradora honesta y servicial.

En un total de 30 años he conseguido que mantuviera su compromiso y ayuda más inmediata.

Siempre estaré agradecido y muchas más toda la parroquia por su servicio al altar, a la parroquia y también por su generosidad en donativos y regalos: una muestra, la mesa del altar mayor, la peana de la Virgen, la imagen del Corazón de Jesús, y tantas cosas que solo Dios sabe.

Siempre encontraba en su casa un poco de descanso, como en casa de Marta y María, como les decía. Y sobre todo los días de grandes partidos iba a compartir con ellas algunos minutos la pasión por el fútbol y de modo especial con el R. Murcia y el R. Madrid.

 

Durante la celebración litúrgica de la Eucaristía, que en ese tiempo jugaba el R. Murcia, teníamos una complicidad: Cati, atenta a su radio sintonizaba los partidos y cuando el resultado final era favorable al R. Murcia llamaba al teléfono fijo y al escuchar timbre telefónico nos mirábamos, porque era la señal de que había resultado favorable. Cuando no sonaba el dichoso timbre y tardaba o no sonaba, nos cruzábamos la mirada con cierta decepción. ¡Cómo celebraban los triunfos de sus equipos y cómo sentían sus derrotas!

Dada la situación familiar y de modo especial con su querida hermana Cati, que la atendía con gran cariño, decidieron irse a la Residencia de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres, en donde han sido muy bien atendidas y le han hecho muy feliz en los últimos años de su vida. Allí sigue, por lo pronto, Cati, que ajena a todo, espera su momento de partir de este mundo al Padre y se encuentre con su Julia con quien convivió toda su vida.

Sus exequias se celebraron en la Capilla de la Residencia, después de ser velada en el Tanatorio Murcia Centro de Atalayas, y tuve el honor de presidir la Eucaristía de su entierro acompañado del Capellán y otro sacerdote residente, junto a la comunidad de Religiosas, internos y un grupo de feligreses de la Parroquia de Cristo Rey, a la que tanto amó.

La Iglesia como madre que es, y a la que tanto quería ella, la alimentó con sus Sacramentos y la Palabra, y de modo especial la acompañó cuando la enfermedad empezó a dar la cara y le hacía experimentar la cruz del dolor, que llevó de modo sereno y ejemplar confiada siempre en el amor de Dios, en Jesucristo el Buen Pastor y en la fuerza del Espíritu de la Vida y la Resurrección.

Julia, gracias por todo, cuenta con nuestra oración y contamos con tu intercesión por los que aún caminamos en este mundo.

¡El Señor es mi pastor, nada me falta…  y aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tu vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan”!. DEP.

                                                                                   Salvador Soler Chico

                                                                                   Cura Párroco de Cristo Rey - Murcia

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