Saludos cordiales a los hermanos y compañeros sacerdotes, a los parroquianos y pueblo fiel de Dios.
¡Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia ¡
Abraham, está justificado un cántico de acción de gracias, “porque el Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres”.
No quisiera dar consejos de anciano, ni propios de un padre, aunque será inevitable que surjan, sino partir de la experiencia ajena y personal y con la perspectiva que da el tiempo vivido, intentando servir al pueblo santo y fiel de Dios.
Recuerdo que a la semana de mi inicio como párroco, el domingo día 28 octubre, administré el Sacramento del Bautismo a Abraham, y le he ido acompañando y celebrando su primera confesión, su Primera Comunión, el Sacramento de la Confirmación, y ahora tengo la dicha de ser testigo de su ordenación Sacerdotal en la parroquia que le vio nacer, crecer y sentirse cercano a ella.
Es difícil reprimir la emoción, la alegría, el gozo y la esperanza de desarrollar todo un proyecto para gloria de Dios y bien de la Iglesia.
Comprendo el sentimiento de euforia, esto ocurre al inicio de un campeonato, de un proyecto, de un matrimonio, de un sacerdote recién ordenado, tenemos derecho a la ilusión, estos jóvenes sacerdotes tienen derecho a esa ilusión, aunque ya la realidad nos pondrá en otro nivel.
Abraham, has vivido y participado del sacerdocio común desde el Bautismo entre tus vecinos, y junto a la parroquia, con la que has experimentado la cercanía, la ayuda e implicación en todo tu proceso formativo en el Seminario y con motivo de tu ordenación sacerdotal, ahora ya te toca servir a ese pueblo desde el ministerio sacerdotal.
Ser ministro de Dios no es una distinción para tu gozo y deleite personal, sino para servir al pueblo de Dios a ti encomendado.
Partes con ventaja y gran impulso para iniciar tu pastoreo, ya que gozas de alta estima y consideración desde diferentes posiciones, Es motivo justificado para ser agradecido a Dios y a las personas que te quieren, al tiempo que te pide ser humilde. Que ese mucho afecto no ahogue tus espacios necesarios de libertad personal.
Ese respaldo afectivo conlleva una enorme responsabilidad, porque eres consciente de tu realidad.” Oh, Dios, tú sabes lo necio que he sido, no se te ocultan mis pecados. Pero que no queden defraudados por mi causa los que esperan en ti, Señor; que no se avergüencen por mi causa los que te buscan, Dios de Israel” Sal. 68.
Pero que tus errores y pecados no te lleven a hundirte en la miseria, sino que sean acicate y estímulo para levantarte y trabajar, si cabe, con más interés al experimentar la misericordia y perdón de Dios. “! Feliz la culpa que mereció tal Redentor ¡” Del Pregón Pascual.
No te olvides de la grandeza y sencillez de la Parroquia, Comunidad de comunidades, aunque te hayas acercado a varias sensibilidades espirituales. La parroquia es la casa de todos, todos, todos, … no excluye a nadie de los que están dentro y están en la calle. Es la madre que nos quiere a todos en su mesa de la Palabra y la Eucaristía.
Eres médico de Familia y el Párroco, es también médico del pueblo de Dios.
El destino que te han asignado te podrá permitir acercarte a una población muy heterogénea y sin raíces cristianas, donde puedan surgir problema de convivencia, siempre difícil, y que te puedan conocer como médico de cuerpos, que, junto a la profesionalidad médica, descubran la bondad del Evangelio de Jesús.
El Papa Francisco nos dejó unas herramientas para el ministerio y la misión:
LAS CUATRO COLUMNAS QUE LLAMAREMOS LAS CUATRO CERCANÍAS:
Es el injerto que nos permite un vínculo fecundo.
La cercanía y oración nos permite tomar contacto con el dolor propio y ajeno.
Y la confianza para dejar que el Señor realice su obra en cada uno de nosotros.
La cercanía con Dios, fortalece la cercanía con su pueblo y viceversa
El obispo, sea quien sea, es para cada presbítero y para cada iglesia particular como un vínculo que ayuda discernir la voluntad de Dios. Pero solo será instrumento si también él escucha la realidad de sus presbíteros.
La obediencia es la opción fundamental por acoger a quien ha sido puesto ante nosotros. Obediencia que puede ser confrontación, escucha, dialogo, y, en algunos casos, tensión. Por eso se nos pide que recemos por los obispos, (de modo especial lo harás por el obispo que te ha ordenado), a quien expresamos nuestro parecer con respeto y sinceridad.
Cercanía de fraternidad, para ser santos con los demás, y no en soledad.
Su característica fundamental es el amor.
Que tengas claro el sentido de pertenencia, aunque sabemos lo difícil que puede ser vivir en comunidad. El amor fraterno es “la gran profecía” que en esta sociedad estamos llamados a vivir. Por eso el amor, entre los sacerdotes, tiene la función de cuidar, de cuidarse mutuamente.
“El amor a la gente es una fuerza espiritual que facilita el encuentro pleno con Dios” EG
“Él nos quiere tomar como instrumentos para llegar cada vez más cerca de su pueblo amado. Nos toma de en medio del pueblo y nos envía al pueblo…”EG
Vivir en estrecha relación con la vida real de la gente.
“Me gustaría, dice el papa, relacionar esta cercanía al pueblo de Dios con la cercanía a Dios.”
Una constante en tu vida debe ser creer en Dios Padre, en Jesucristo y en la fuerza del Espíritu Santo
Y amar a la Iglesia con sus grandezas y miserias. La Iglesia es santa por quien la fundó, y pecadora formada por nosotros.
Has iniciado una carrera de fondo a la que estás llamado a “buscar la oveja perdida, a vendar la herida, robustecer la flaca, cuidar a la gorda y robusta” Ez. 34, 16.
En esta carrera al tiempo que cuidas a los demás, no te olvides de cuidarte a ti mismo. Cuida tu formación humana, intelectual, religiosa, … porque como a todo deportista te pueda surgir el cansancio y decir con el profeta Isaías 49,4:” aunque yo pensaba que me había cansado en vano y había gastado mis fuerzas para nada; sin embargo, Dios guardaba mi recompensa.”.
No olvides, que los profetas también pasaron sus horas amargas.
Y otra constante en tu vida: tener un corazón misericordioso.
Somos signo sacramental de Cristo Buen Pastor.
Nuestra misión consiste en poner a disposición de Cristo nuestra persona, para que Jesucristo pueda ejercer en la historia, a través de nuestra vida y ministerio, como pastor de su comunidad.
La misericordia es el rasgo central de Jesucristo pastor, reflejo de Dios Padre, que es misericordia.
CONCLUSIÓN
“Todo es gracia”, es tu lema de ordenación. Todo es por nosotros un don gratuito de Dios y de su amor.
“Te basta mi gracia, la fuerza se realiza en la debilidad”.II Co. 12, 9
Es la capacidad de sacar vida de la cruz y de la Resurrección, gratitud.
Evita abrigar y cobijar expectativas, quedarías frustrado. Busca siempre conocer y cumplir la voluntad de Dios.
Tu objetivo es hacer en cada momento las cosas bien y aspirar a ser buena persona y santo. “Confía en el Señor y haz el bien” Salmo 36.
Y procura actuar en cada momento guiado por la bondad y la corrección.
“Encomienda tu camino al Señor”.
Mi deseo y oración para que en tu ministerio Dios te conceda Sabiduría y Fortaleza.
Tendrás que recurrir con frecuencia a esta oración de la serenidad:
Señor, concédeme SERENIDAD para aceptar todo aquello que no puedo cambiar. FORTALEZA para cambiar lo que soy capaz de cambiar y SABIDURIA para entender la diferencia”.
(Atribuida al teólogo protestante Reinhold Niebuhr (1892-1971).
Cuenta siempre con el amparo y protección de la Virgen.
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no desoigas la oración de tus hijos necesitados, líbranos de todo peligro, por siempre Virgen, gloriosa y bendita.
Que la Virgen Madre te proteja y acompañe.
Amén.
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